Cacauete, rama, vinagre, correr, hervir, puntiagudo, lagarto, chincheta, amarillo, caer, mirar, azul, chico, guapo, malabares, hormiga, bares, ingrediente, sol, universo, marioneta, florecer, llorar, vivir, sonreir, gritar, libro, agua, guitarra, misterioso.
En el otro lado del río, donde el agua bajaba de un color azul celeste, había un chico guapo con un aire misterioso comiendo cacauetes amarillos con vinagre, una receta curiosa de una ciudad lejana.
Yo iba corriendo por le parque haciendo mis 38 minutos de ejercicio diario, cuando lo ví. Me miró un instante y yo, haciendo el mayor ridículo de la historia, me tropecé con una rama y me caí pegando un grito: Aaaahhh!!
Me incorporé sentada en el suelo y me di cuenta que me había clavado una chincheta puntiaguda en la rodilla.
Me sentí la chica más desgraciada del mundo y, encima, vi pasar una hormiga delante mio con su marcha lenta, su persimonia… la hormiga me miró y se rió de mi. Lo que me faltaba. Me entraron ganas de llorar pero aguanté… y cuando hice el paso para levantarme, vi una mano dispuesta a ayudarme.
Levanté la cabeza y allí estaba él sonriendo, el chico de los cacauetes amarillos con vinagre.
Me ayudó a levantarme, se ofreció para sacarme la chincheta y desinfectarme la herida con agua medio hervida. Acto seguido, me invitió a asentarme con él al sol.
De golpe me encontraba muy cómoda con aquel desconocido tumbada como un lagarto.
Me fijé que alrededor, allí en el cesped, el chico tenía unas bolas de malabares, una guitarra y un libro que llevaba por título “El universo de los bares”.
De repente me preguntó:
- ¿Cuál es para ti el ingrediente esencial para vivir?
Yo me quedé parada mirandolo sin saber que decir…
- Para mi, -continuó él- es florecer sin ser marioneta de nadie sino es de mi mismo. Ser yo mi propia marioneta.
Yo iba corriendo por le parque haciendo mis 38 minutos de ejercicio diario, cuando lo ví. Me miró un instante y yo, haciendo el mayor ridículo de la historia, me tropecé con una rama y me caí pegando un grito: Aaaahhh!!
Me incorporé sentada en el suelo y me di cuenta que me había clavado una chincheta puntiaguda en la rodilla.
Me sentí la chica más desgraciada del mundo y, encima, vi pasar una hormiga delante mio con su marcha lenta, su persimonia… la hormiga me miró y se rió de mi. Lo que me faltaba. Me entraron ganas de llorar pero aguanté… y cuando hice el paso para levantarme, vi una mano dispuesta a ayudarme.
Levanté la cabeza y allí estaba él sonriendo, el chico de los cacauetes amarillos con vinagre.
Me ayudó a levantarme, se ofreció para sacarme la chincheta y desinfectarme la herida con agua medio hervida. Acto seguido, me invitió a asentarme con él al sol.
De golpe me encontraba muy cómoda con aquel desconocido tumbada como un lagarto.
Me fijé que alrededor, allí en el cesped, el chico tenía unas bolas de malabares, una guitarra y un libro que llevaba por título “El universo de los bares”.
De repente me preguntó:
- ¿Cuál es para ti el ingrediente esencial para vivir?
Yo me quedé parada mirandolo sin saber que decir…
- Para mi, -continuó él- es florecer sin ser marioneta de nadie sino es de mi mismo. Ser yo mi propia marioneta.
Abril 2010.
Parque del Retiro, Madrid.
-mentre l'estrany món avança-
Genial... :)
ResponEliminaEs mi turno!
...Vivir es una gran aventura, podría compararse a tantas cosas... podríamos decir que la vida es un Universo inmenso con tantos y tan variados ingredientes...
Uno siente que está realmente vivo, cuando al mirarse al espejo con el sol de la mañana, siente que es un libro abierto, con múltiples posibilidades, con cosas por descubrir de él mismo, como un campo entero a punto de florecer...
Señores, voy a contarles una historia para que vean que incluso en la peor de las circunstancias, uno puede elegir llorar o sonreir, gritar o callar...pero sobre todo, uno siempre puede elegir entre dejar que el azar actúe contigo como una vil marioneta, haciendo malabares en la cuerda del destino y caerse para no volver a levantarse...o por el contrario, uno puede decidir seguir adelante, siempre!
Era un día 6 de febrero, una chica cualquiera de un barrio cualquiera, se encontraba en uno de los bares más céntricos de la ciudad. Entró un chico, era guapo, de una belleza sencilla y con un halo misterioso que la cautivó enseguida...
Cuando él terminó su café y pidió una botella de agua para llevar, ella sintió hervir su sangre por dentro y un impulso la invitó a correr e ir tras él.
Lo siguió por las calles, paseó por los parques, invadida por aquel magnetismo que la inundaba. El sonido de una guitarra sonaba, un anciano daba un cacahuete a un largarto que se encontraba encaramado a una rama (quizá para él sólo fuera una paloma) y en ese preciso instante, todo ocurrió...tan rápido y tan a cámara lenta al mismo tiempo...
El camión no tuvo tiempo de frenar y allí arrollado aparecía el cuerpo inerte de su amor, un amor que nunca más podría encontrar...
La sangre se le había convertido en vinagre en un instante, era como si una chincheta estuviera de forma permanente taladrando su pecho con un dolor puntiagudo e insoportable.
Los días de color azul y amarillo se volvieron grises para ella, que antes podía sentirse como un ágil pájaro capaz de llegar a cualquier lugar del mundo...pero ahora no era más que una pequeña y atormentada hormiga.
...Sin embargo, con el tiempo, aprendió a mirar la vida con una nueva ilusión, recordando el amor de aquel chico que tanto le había hecho sentir...pero aprendiendo a ver en la mirada de las personas una parte de él, de su misterio, de la vida que emanaba de su ser...
Abril 2010
Parque del Retiro,Madrid.
Dejando volar el alma...
momentos efímeros y a la vez eternos
:.)
ResponEliminaAnna, que no sé on deixar-te el comentari per la cançó que tens posada al blog. Només dir-te que m'encanta! :D
ResponEliminaJa tinc ganes de veure't guapa. Ara fa temps q no coincidim!
Un petonàs!